Las vacaciones estuvieron absolutamente geniales. Sobre todo, como siempre, los últimos días en los que vimos a los amiguetes y nos pudimos tomar unos cafés y unas cervecitas echando unas risas.
New York nos resultó una ciudad curiosa, aunque menos glamurosa y moderna de lo que esperábamos. Todos sabemos que la mayoría de los edificios y monumentos que nos suenan, datan de finales del siglo XIX y principios del XX, pero no se por qué tenía la imagen de una ciudad mucho más "nueva".
La única idea clara que llevábamos al salir de aquí era que íbamos a descansar y a ver la ciudad desde los dos picarachos más interesantes (o por lo menos más famosos) que tiene actualmente: el 'Empire State Building' y el 'Top of de Rock' del Rockefeller Center. El 'ESB' fue una continua espera tras otra (control de seguridad, compra de entradas, foto de rigor, subida/bajada de ascensores...) todo para ver la ciudad a través de unos barrotes, que no está mal, pero el edificio estaba en obras de remodelación y realmente 86 pisos te dejan la ciudad literalmente a los pies, así que casi pierdes la perspectiva de altura.
El 'Top of the Rock' nos gustó mucho más. Las vistas son impresionantes, no tienen barrotes sino láminas de cristal en las terrazas más bajas y nada en las más altas, la ciudad de noche es preciosa y el edificio está mucho más en consonancia con la idea de modernidad que yo llevaba. Además las esperas comparadas con el 'ESB' fueron mínimas. Muy, muy recomendable si os dejais caer por allí.
Por lo demás es una ciudad enorme llena de contrastes que se vende muy bien, hecha para las compras y el exceso. Todo es a lo grande, los desayunos, los coches, los edificios... cuesta unos cuantos días cogerle la medida.
La foto no es nuestra, pero en unos días cuelgo alguna de las que hizo el Profesor Farnsworth.